
El llanto es la expresión máxima de la pena, el aire entra entrecortadamente por la nariz, y sale en una larga espiración por la boca abierta y cuando el llanto aumenta se acompaña por sacudidas de los hombros.
En la pena el cuerpo está relajado y tiende a dejarse llevar por la gravedad.
El cuerpo se siente como pesado, doblado, la cabeza caída, la mirada dirigida hacia abajo, como perdida, con los ojos semicerrados sin un punto de fijación. El entrecejo esta fruncido con las cejas ligeramente elevadas en sus extremos internos.
Los movimientos son lentos, se camina con dificultad. La tendencia es tenderse, cubrirse la cara y no hacer nada.
La emoción básica de la tristeza permite la reflexión ya que cuando uno está triste, el cuerpo se siente pesado, dan ganas de quedarse sentado o acostado, los movimientos se hacen lentos. La posición del cuerpo indica que se quiere estar tranquilo, que necesitamos descansar y, al mismo tiempo, son momentos en los que necesitamos “irnos para adentro”, estar con nosotros mismos en un espacio íntimo.
Darnos espacios para vivir el duelo, retirarnos por un tiempo, vivir plenamente nuestro sentir.
Como dice Susana Bloch, creadora del método Alba Emoting “A lo mejor la pena y también en cierto modo el dolor físico nos aíslan para que podamos sanar. Pareciera que cuando uno mas aprende es cuando esta con pena, porque eso nos permite reflexionar”
Vivamos la tristeza, lloremos nuestras perdidas; cada ser querido fallecido y nuestras perdidas materiales, y que cada lágrima derramada cure nuestras heridas y nuestro cuerpo descansará y recobrará la energía y luego de cada persona fallecida, de cada cosa perdida florecerá un Chile con mas fuerza, energía, compasión y amor.
2 comentarios:
En uno de mis estados en Facebook, a propósito del terremoto, puse hace poco ".... difícil lidiar con las emociones en esto días ....".
Esa posibilidad de mostrar aunque sea un poco nuestro perfil interior, es saludable. Me he dado cuenta, que compañeros de trabajo a habitualmente ensimismados, han sacado afuera cosas que en otros días no habría sido posible. Nadie lo decía, pero era evidente que la productividad se fue en picada, después fuimos sabiendo que unos tenían familiares en el sur con casas en el suelo, otros sin provisión de agua, otros que estuvieron cerca del mar cuando lo del tsunami, en fin, estábamos al frente de una red de sucesos e interconectividad íntima increíble. Ha sido difícil lucha con la inquietud, con la pena, y estas palabras que escribes Alicia, me dan algunas luces, respecto de no guardarme cosas, de vivir mis dolores y el de mis compañeros, creo que ellos es un buen bálsamo para el alma, para regocijarnos de estar vivos, para entender que tenemos el privilegio de que para muchos de nosotros directamente no fue tan grave este cataclismo, que teniendo claro esto, puedo lanzarme en la siguiente etapa de mirar con esperanza el futuro, que puedo ser parte de ello, que podemos sacar parte de lo mejor de cada uno de nosotros, la pena considerada como un elemento gatillador de mejores días para muchos (incluyéndonos).
Un abrazo.
Muchas Gracias Hernán por tus palabras. Tenemos una poderosa herramienta para afrontar los desafío de la vida y son las emociones y existe un desconocimiento del potencial de cada una de ellas. Un abrazo
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