

Mi cuerpo es invadido por la tristeza, mi cabeza se cae y mis manos cubren mi cara y las lágrimas comienzan a salir de mis ojos, el cuerpo me pesa y los siento caer pesadamente sobre una silla; lloro y mi mente se llena de recuerdos.
El 23 de Noviembre de 1983 fui contratada por la empresa EDYCE como Jefa del Departamento de Informática, que recién se había formado y el Ingeniero que estaba a cargo regresaba a su ciudad, Santiago. Yo era una de los primeros Ingenieros de Ejecución en Computación e Informática de la Universidad de Concepción. Muy emocionada y expectante llegue a trabajar a esta empresa con los conocimientos adquiridos en la Universidad y los consejos de mi Padre, trabajador en ese entonces de Huachipato, y el cual me decía. “Alicia mucho respecto para todos los trabajadores de esa empresa, tu tendrás los conocimientos teóricos de tu carrera, pero ellos conocen la empresa, por lo tanto ellos te enseñaran a ti”. Cuanta razón tenía y uno de esos trabajadores fue Nelson Inzunza, responsable de lo que denominaban en la empresa el Control Tiempo. Él era el responsable del control de entradas y salidas del personal de la planta y el control del detalle de las horas de permanencia para pagar el incentivo a los trabajadores de producción.
Cuando comenzamos el trabajo le pregunté a quien controlaba ya que la empresa estaba casi vacía y sólo veía al personal administrativo ya que parecía que los fantasmas trabajaban en la fábrica. Ahí me explicaron que la empresa había terminado el contrato de todos sus trabajadores para evitar la quiebra y estaba empezando de cero.
Ahí comenzó nuestro caminar, llegaron los trabajos y por lo tanto los trabajadores y pasamos de la tarjeta de cartón, para controlar el ingreso al lector de tarjeta con código de barras, de las gigantes planillas a consulta electrónica, las consultas de información en forma directa por los trabajadores en la fábrica, en fin del papel a la alta tecnología y tú fuiste parte importante en esos cambios, parte de tu energía esta en el crecimiento que esta empresa logro. Un colaborador apasionado, un defensor incondicional de la justicia, un carácter muy fuerte y defensor de la verdad y sobre todo un trabajador incondicional, un trabajador con la camiseta puesta.
Muchas gracias Nelson por todo lo que aprendí al trabajar contigo tanto en la parte profesional como personal.
Y viviré mi pena, no controlaré las lágrimas que surjan en mis ojos, me recogeré, escucharé a mi cuerpo, viviré plenamente mi sentir y mi cuerpo curará la herida que deja tu partida y algo crecerá en mi por este momento de reflexión que me da la tristeza.
Terminaste tu misión en la tierra y pasaste a otro nivel; tu energía ahora es parte del Universo.
Adiós Nelson
No hay comentarios:
Publicar un comentario