sábado, 30 de enero de 2010

TRATAMIENTO DE AMOR

En lo profundo del centro de mi ser hay una fuentes infinita de amor.

Ahora permito que este amor aflore a la superficie.

Este amor llena mi corazón, mi mente, mi conciencia, mi ser, e irradia en todas direcciones, y retorna a mí multiplicado.

Cuanto más amor utilizo y doy, más tengo para dar, la provisión es infinita.

El empleo del amor me hace sentir bien, es una expresión de mi alegría interior.

Me amo, por lo tanto, cuido mi cuerpo amorosamente.

Con amor lo sustento con alimentos y bebidas que me nutren; con amor lo arreglo y lo visto, y mi cuerpo me responde con amor, con salud y energía vibrantes.

Me amo, por lo tanto me procuro un hogar acogedor, un hogar placentero y que llena todas mis necesidades.

Lleno las habitaciones con las vibraciones del amor, para que todo el que entre, yo incluida, se inunde de amor y se nutra con él.

Me amo, por lo tanto realizo un trabajo que disfruto haciendo, un trabajo que utiliza todos mis dones y capacidades; trabajo con y para personas a quienes amo y que me aman, y tengo buenos ingresos.

Me amo, por lo tanto pienso con amor y me comporto con amor con todas las personas, porque sé que lo que doy vuelve a mí multiplicado.

Sólo atraigo a personas amables a mi mundo, porque ellas son un reflejo de lo que soy.

Me amo, por lo tanto perdono y libero el pasado y todas las experiencias pasadas, y soy libre.

Me amo, por lo tanto vivo totalmente en el presente, experimento cada momento como algo bueno, y sé que mi futuro es brillante, dichoso y seguro, porque soy una criatura amada del Universo, y el Universo cuida de mí con amor, ahora y siempre. Y así es.

Te amo.

Louise L. Hay

SANA TU CUERPO

domingo, 24 de enero de 2010

TÚ ERES EL RESULTADO DE TI MISMO


No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tú has hecho tu vida. Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo, y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar corrigiéndote, el triunfo del verdadero hombre, surge de las cenizas del error. Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer. Las circunstancias son buenas o malas según la voluntad y la fortaleza de tu corazón; aprende a convertir toda situación difícil en un arma para triunfar. No te quejes por tu pobreza, por tu salud o por tu suerte, enfréntate con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar. No te amargues por tus fracasos, ni se los cargues a otros, acéptale ahora o siempre seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para claudicar.

Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu tristeza, de tu necesidad, de tu dolor y de tu fracaso, si tu has sido el ignorante, el irresponsable, tú y solo tu, nadie pudo haberlo sido por ti, no olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente. Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los valientes, a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones difíciles, a quienes vencieron a pesar de todo. Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin aliento morirán; aprende a nacer desde el dolor y hacer más grande que el más grande de tus obstáculos. Mírate en el espejo de ti mismo, comienza a ser sincero contigo mismo, reconócete por tu voluntad, por tu valor, y no por tu debilidad para justificarte.

Recuerda que dentro de ti mismo hay un Dios que todo puede hacerlo, conociéndote a si mismo serás libre y fuerte y dejaras de ser un títere de las circunstancias, tu mismo eres tu destino y nadie puede sustituirte en la construcción de tu propio destino. Levántate, mira por la mañana y respira la luz del amanecer, tu eres parte de la fuerza de la vida, despierta, camina, muévete, lucha, decídete y triunfaras en la vida. Nunca pienses en la buena o mala suerte porque la suerte es: el pretexto de los fracasados.

Si caes; levántate, sacúdete el polvo y sigue avanzando.

Pablo Neruda